domingo, 9 de septiembre de 2018

CALCULAR LAS PERSONAS DE UNA LEGIÓN.


CALENDARIO

La Vida de los romanos estaba regida por un calendario de origen etrusco o anterior.
El año constaba de 10 meses; cuatro de 31 días y seis de 30, en total 304 días. Los cuales eran divididos a su vez en décadas, es decir, 10 días (semanas de 10 días).  
                       


El día estaba dividido en 24 horas, 12 diurnas y 12 nocturnas, guiadas por el sol. El tiempo era medido por relojes de sol, solarium. También se conocía el uso de las clepsydra, relojes de agua, parecidos a los de arena.
Por la mañana estaba la prima, de 6 a.m a 7, la secunda de 7 a 8, la tertia de 8 a 9, la quarta de 9 a 10, la quinta de 10 a 11 y la sexta de 11 a 12. Por la tarde la septima de 12 a 1, la octava de 1 a 2, la nona de 2 a 3, la decima de 3 a 4, la undecima de 4 a 5, la duodecima de 5 a 6. Por la noche la prima vigilia de 6 a 9, la secunda vigilia de 9 a 12, la tertia vigilia de 12 a 3 y por último la quarta vigilia de 3 a 6 a.m.

Los días eran: Lunes del latín "lunae dies", día de la luna. Se atribuye a la luna una cierta influencia sobre los seres humanos. Martes del latín "martis dies", día de Marte. Marte era el dios de la guerra. Miércoles del latín "mercuri dies", día de Mercurio. Era el dios del comercio y el de los viajeros, por ese motivo sus templos se edificaban a la entrada de los pueblos. Jueves del latín "jovis dies", día de Júpiter. El dios del cielo, de la luz del día, del tiempo atmosférico. Viernes del latín "veneris dies", día de Venus. Antes de la fundación de Roma, Venus era venerada como la diosa protectora de los huertos, pero a partir del siglo II a.e.c. se la denominó diosa del amor. Sábado "saturnis dies" día de Saturno, fue sustituido por los cristianos por el sabbatum, del hebreo "sabbath" que significa descanso. Para los hebreos y la gente que vive en Israel es el último día de la semana. Domingo "solis dies", sustituido por los cristianos posteriormente, del latín "dominicus dies", día del Señor.  En el 321, el emperador romano Constantino I el Grande decretó que el domingo fuera considerado como el principal día de la semana, en reemplazo del sábado.




El año comenzaba el 1 de marzo. Los meses eran:
Martius, dedicado a Marte; también era venerado como una divinidad de la vegetación, ya que en este mes empieza la primavera y con ella el florecer de las plantas. (31 días).
Aprilis, derivado de Aperire (Aperta), abrir, porque la tierra se abre este mes, “las flores”; también tiene que ver con una veneración a “Aper”, jabalí venerado por los romanos y la etimología de origen oriental “aparas” siguiente, o sea, siguiente al primer mes, ya que es el segundo  (30).
Maius consagrado a Maia, una de las siete hijas del personaje mitológico griego Atlas y Pleyone, también se identifica con una diosa unida a Vulcano. O con dos "maiorum”  ancianos, con lo cual este seria su mes  (31).
Junio dedicada a la diosa etrusca Iuno, muy venerada por las mujeres casadas y las jóvenes que se disponían a dar a luz (30).
El resto de meses adquiría su nombre según el orden numérico Quintilis (31), Sextilis (30), September (30), October (31), November (30) y December (30).
Posteriormente los Etruscos introdujeron los meses de Enero y Febrero. Numa Pompilo (716-673 a.e.c.) añadió los meses de Ianuarius, dedicado a Jano dios de las puertas, al comienzo del año; pero una vez que la dinastía fue expulsada en el siglo VI a.e.c. ,siguió siendo Marzo el primer mes del año hasta que a mediados del siglo II a.e.c. se retomo Enero. Y Februarius, dedicado a Plutón (Februus) dios del infierno, de los muertos; al final del año, se consagró como un rito de purificación, para que los difuntos no hicieran daño o no molestaran. Además redujo el número de días de los meses para sumar un total de 355 días, con lo que adaptaba el calendario al ciclo lunar. 
Los meses quedarían así:
Ianuarius (29 días), Februarius (28), Martius (31), Aprilis (29), Maius (31), Iunius (29), Quintilis (31), Sextilis (29), September (29), October (31), November (29) y December (29).
No existían meses con número de días par, porque los primeros romanos los consideraban de mala suerte, excepto el mes de febrero, y por esa misma razón el año tiene 355 días, en lugar de los 354 de ciclo lunar.

Cada dos años se añadía un mes de 22 ó 23 días (Mercedinus, o Mercedonius). Este mes se intercalaba entre el 23 y el 24 de febrero, y los cuatro días que quedaban de febrero se consideraban incluidos en Mercedinus. Así el año tenia un total de 366 días y cuarto. Para evitar este desfase en el año 450 a.e.c. se acordó que cada ocho años se intercalara tres veces el Mercedinus: la octoetérida. La octoetérida se fundamenta en los cálculos que realizó Cleostrato de Tenedos en el año 500 a.e.c. La intercalación, y el cómputo de los años, estaba en manos de los sacerdotes, quienes obraban, según sus intereses. Las reglas de cálculo del calendario fueron secretas hasta que Cneo Flavio las robó en el 304 a.e.c. El sistema era demasiado complicado y arbitrario.

En tiempos de Julio César había un desfase de tres meses entre el año civil y el astronómico, por lo que se hacía imprescindible una reforma. El desajuste era tan grande que el Emperador encargó al astrónomo griego Sosígenes que le asesorase sobre la reforma del calendario. Sosígenes aconsejó abandonar el calendario lunar para adoptar un calendario basado únicamente en el año solar. Cesar decretó a continuación que cada año tendría a partir de entonces 365 días, añadiéndose un día extra cada cuatro años (año que más tarde se vino a llamar bisiesto), en el mes de febrero. Para compensar el desfase acumulado, se decretó que el año 46 a.e.c. tendría 445 días. En honor del reformador, se cambió el nombre de un mes, que vino a llamarse julio. Este calendario se conoce como juliano desde entonces. Este calendario es usado hoy en día en algunas iglesias orientales. En Occidente se uso hasta 1582, año en que el Papa Gregorio XIII lo corrigió y es el que utilizamos en la actualidad.
En la época imperial, quintilis y sextilis fueron sustituidos por julio y agosto en honor de Julio César y de Octavio Augusto.

La manera de contar los días resulta al menos curiosa. El mes lunar tenía tres fechas señaladas: las calendae (el primer día y es de donde proviene la palabra de calendario, se correspondía con la luna nueva, las nonae (el quinto día, se correspondía con el cuarto creciente) y los idus, la luna llena, (el decimotercer día).
Los días se denominaban dependiendo de los días que faltasen hasta la próxima fecha señalada. Las calendas eran el primer día del mes, las nonas eran el día 5 (excepto en marzo, mayo, julio y octubre que eran el día 7), y los idus eran el día 13 (excepto en marzo, mayo, julio y octubre que eran el día 15). Esta división procede del ciclo lunar.
Teóricamente las calendas corresponden al novilunio, las nonas al cuarto creciente y los idus al plenilunio. El día anterior también se llamaba vísperas, y el anterior a las vísperas antevísperas. Se llamaba calendao, o avisos, el primer día porque en este día los pontífices, supuestamente utilizando una formula ancestral, avisaban desde el Capitolio si las nonae caerían al séptimo o el noveno día del mes y los idus el 13 ó 15 del mes. No existían semanas propiamente dichas, como hemos citado con anterioridad, aunque se celebraba un mercado cada ocho días, y los días entre mercados se designaban: A, B, C, D, E, F, G y H, que se sucedían correlativamente comenzando a contar con A desde el 1 de enero.
Los romanos contaban sus años, en los documentos oficiales, según quien gobernara, reyes cónsules o emperadores.

Los días festivos del calendario romano eran marcador por el Pontifex Maximus, quien decidía cuando se podían realizar actividades públicas y privadas.
En resumen; el calendario desde la época imperial hasta el año 1582 con la reforma del papa Gregorio XIII, era:
Ianuarius (30 días), Februarius (28), Martius (31), Aprilis (31), Maius (31), Iunius (30), Iulius (31), Augustus (31), September (30), October (31), November (30) y December (31).
Cada 4 años se añade un día extra al mes de Febrero para corregir el desfase con el calendario Astronómico; llamado año bisiesto.
Este es el llamado calendario Juliano.

HOY ESTOY.........


Las legiones Romanas.


martes, 22 de mayo de 2018

martes, 27 de febrero de 2018

LAS CALZADAS ROMANAS



Un repaso a parte del legado de los romanos en España: nuestro idioma, procedente del latín; el nombre de muchas ciudades, como Zaragoza; o algunos de nuestros monumentos icónicos, como el acueducto de Segovia. Este tuit, con más de 6.000 retuits en sus primeros tres días de publicación, señala otra aportación: las vías de comunicación.






Algunas de las ciudades más importantes de Hispania en el Imperio Romano lo siguen siendo en la actualidad, de ahí que las calzadas romanas y la distribución actual de carreteras se parezcan. "No solo pasa en España. En otros países como Italia, Grecia o la antigua Yugoslavia comparten trazados", dice a Verne por teléfono Isaac Moreno, ingeniero civil del Ministerio de Fomento y especialista en ingeniería antigua.
La distribución de las autopistas actuales y de las calzadas es parecida por las ciudades que conectan, pero es que en algunas ocasiones las primeras incluso han sido construidas  encima de las segundas. "Las calzadas, como las carreteras de hoy, están hechas por ingenieros. Sabían cuáles eran los mejores corredores por los que trazar las calzadas. Estudiaban cómo sortear la complicada orografía de la península. Es normal que coincidan con los diseños modernos", indica Moreno. Es decir, el mejor recorrido para una calzada era el mismo hace siglos que para una carretera actual.
Ese es el motivo por el que muchas calzadas romanas se han perdido para siempre bajo kilómetros y kilómetros de autopistas. "Somos tan brutos que se han hecho algunos destrozos para los que ya no hay remedio. Hay muchísimas autopistas que van justo por encima de las calzadas romanas, lo que supone una pérdida de patrimonio impresionante", dice Moreno. El experto asegura que esta destrucción empezó en el siglo XVIII, cuando arrancó el desarrollo de la actual estructura radial de carreteras (por entonces solo eran caminos). Los campos de cultivo también han sepultado muchas calzadas romanas.
¿Cómo eran las calzadas romanas?
"Existe la idea popular de que la superficie de las calzadas romanas era un empedrado de grandes losas, pero no es así", explica Moreno. En realidad, las calzadas romanas que conectaban sus ciudades tenían una superficie de gravilla o zahorras. "Si fueran como vemos en las películas, no serían prácticas para los carros y los caballos", añade.
La imagen clásica que tenemos de las calzadas romanas sí se corresponde con el aspecto que tenían las vías urbanas, es decir, las calles dentro de las ciudades. Las calzadas tenían una estructura de varios niveles, con una cimentación en la que sí destacan las piedras grandes.


A la izquierda, un camino en Cantabria que durante décadas se confundió con una calzada romana. A la derecha, una calzada romana descubierta en Soria. Isaac Moreno
La actual red de autopistas y autovías es radial, con una serie de autopistas que parten de Madrid. Sin embargo, el centro de la península ibérica no era tan importante para los romanos. Según Moreno, la calzada principal era la que conectaba León con Tarragona, pasando por Zaragoza o Burgos. "Era una vía de riqueza. Todo el oro que los romanos extraían de Las Médulas llegaba a Roma a través de esta calzada", dice Moreno.
El experto en calzadas también destaca la ruta que conectaba Zaragoza y Mérida, "coincide en varios tramos con la A-2 y la A-5", y la que unía Mérida y Salamanca, un tramo de la Vía de la Plata.
"Las calzadas romanas son las grandes desconocidas de la ingeniería romana", considera Moreno, autor de un mapa detallado online de las calzadas romanas en Castilla y León. En este vídeo explica que eran construidas por empresas privadas, las constructoras de la época.

domingo, 28 de enero de 2018

Los 10 GLADIADORES mas FAMOSOS de la ANTIGUA ROMA..

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En la Roma Antigua, los gladiadores eran los equivalentes a nuestros modernos luchadores de boxeo. Sus batallas en la arena congregaban a miles de personas, entre las que se encontraban los hombres más importantes de la época.
Estos hombres eran tradicionalmente comprados como esclavos, y los que se convertían en gladiadores de éxito disfrutaban de las mieles de la fama con miles de seguidores, regalos costosos e incluso podían llegar a ganar su libertad si alcanzaban el número de victorias suficientes. A continuación te presentamos un resumen de diez gladiadores que experimentaron toda esta gloria y fama, tanto dentro como fuera de la arena en la Antigua Roma.
10. MARCUS ATILIUS:
Aunque era ciudadano romano de nacimiento, Atilius prefirió unirse a la escuela de gladiadores en un intento por liquidar las numerosas deudas que había adquirido durante su vida. En su primera batalla logró derrotar a Hilario, un gladiador perteneciente al emperador Nerón, que había salido victorioso en treces batallas consecutivas. En otro combate, Atilius derrotó a Lucius Raecius Felix quien tenía un invicto de 12 batallas. Las hazañas de Atilius fueron registradas en mosaicos y dibujos descubiertos en 2007.
9 y 8. VERO Y PRISCO:
Aunque su última pelea haya sido una de las mejores documentadas de la Roma Antigua, se sabe muy poco de estos dos rivales. La batalla entre Vero y Prisco en el primer siglo d.C. fue el primer combate entre gladiadores en el célebre Amphitheatrum Flavium (actual Coliseo Romano). Luego de una vigorosa lucha que se extendió por horas, los dos gladiadores se rindieron uno al otro, al mismo tiempo, bajando sus espadas como un signo de respeto mutuo. La extasiada multitud gritó como una señal de aprobación y al emperador Tito no le quedó más remedio que premiar a ambos con el rudis, una espada de madera que se les daba a los gladiadores al momento de su jubilación. Vero y Prisco abandonaron la arena como nuevos hombres libres.
7. TETRAILES:
Tetraites originalmente sería descubierto por medio de unas inscripciones encontradas en Pompeya en el año 1817, se trataba de unos dibujos que ilustraban su valiente victoria sobre Prudes. Su estilo consistía en luchar con un caso semejante a la figura de un pez, una espada corta, un enorme escudo rectangular, protectores de brazos y espinilleras.
Las dimensiones de la fama de Tetraites en el pasado serían finalmente comprendidas hasta finales del siglo XX, cuando se encontraron cerámicas con ilustraciones del luchador en lugares tan lejanos como Francia e Inglaterra.
6. SPICULUS:
Spiculus fue otro famoso gladiador del primer siglo d.C, y (supuestamente) tenía una relación de especial proximidad con el malvado emperador Nerón. Luego de las numerosas victorias de Spiculus, Nerón le concedería palacios, esclavos y riquezas más allá de la imaginación. Durante el año 68 d.C Nerón sería depuesto del cargo y solicitó a sus asesores que localizaran a Spiculus pues quería morir por la espada del famoso gladiador. Pero como Spiculus nunca fue localizado, Nerón se vio obligado a suicidarse.
5. CARPÓFORO:
Mientras que los demás gladiadores de esta lista son celebres por sus combates cuerpo a cuerpo contra otros seres humanos, Carpóforo fue un famoso bestiarii. Estos gladiadores luchaban exclusivamente contra animales salvajes, y, evidentemente, tenían carreras muy cortas. Luchando en los inicios del Amphitheatrum Flavium, Carpóforo se hizo famoso por derrotar a un oso, un león y un leopardo en la misma batalla. En otro combate ese mismo día, mató a un rinoceronte con una lanza. En total, se cuenta que mató a veinte animales salvajes en el mismo día de combate, como resultado, sus seguidores y compañeros de profesión llegaron a comparar a Carpóforo con el mitológico Hércules.
4. CRIXCO:
Crixo era un gladiador de la Galia, brazo derecho del mismísimo Espartaco. Su éxito fue notable en la arena, pero tenía un profundo resentimiento por su Lanista – el líder de la escuela de gladiadores, entrenador y “propietario” de los mismos. Por lo que después de huir para liberarse, Crixo luchó en una rebelión de esclavos, colaborando en la derrota (con relativa facilidad) de algunos ejércitos enviados por el Senado romano.
Sin embargo, luego de una discusión con el líder de la rebelión, Crixo y sus hombres terminaron por separarse del grupo principal y se dirigieron hacia el sur de Italia. Esta maniobra desvió la atención de las fuerzas militares sobre el grupo principal, dándoles tiempo necesario para escapar. Por desgracia, las legiones romanas alcanzaron a Crixo antes de que pudiera vengarse de los que lo habían oprimido durante tanto tiempo.
3. FLAMMA:
Flamma, un esclavo de origen sirio, murió a la edad de treinta años, tras haber luchado treinta y cuatro veces y haber ganado veintiún estas peleas. Nueve combates terminaron en empate, siendo derrotado tan sólo en cuatro ocasiones. Lo más llamativo es que a Flamma se le entregó el rudis cuatro veces. Cuando un rudis era dado a un gladiador, quedaba liberado de sus ataduras, y por lo general podía vivir como ciudadano romano. Pero Flamma rechazó la libertad y optó por seguir peleando en la arena.
2. CÓMODO:.
Célebremente interpretado por Joaquin Phoenix en la película Gladiador, Cómodo era un emperador obsesionado con los combates en la arena. Como todo egocéntrico narcisista, Cómodo se vio a sí mismo como el hombre más grande e importante en el mundo. Creía ser Hércules, y llegó tan lejos con esta convicción hasta el punto de vestir la piel de leopardo como lo hacía el famoso héroe mitológico. Pero en la arena, Cómodo acostumbraba a luchar con gladiadores que estaban armados con espadas de madera, y abatía animales salvajes que generalmente estaban prisioneros o heridos.
Como es de suponerse, la mayoría de los romanos nunca apoyaron a Cómodo. Su falsa habilidad en la arena era vista como una falta de respeto, y sus predecibles victorias fueron vistas como espectáculos aburridos. En algunos casos, capturaba ciudadanos romanos con alguna discapacidad y les daba muerte en la arena. Como prueba de su egolatría, Cómodo cobraba millón de sestercios para cada espectáculo al que se presentaba, a pesar de que nunca fue “invitado” para aparecer en la arena. Cómodo fue asesinado en el año 192, y se cree que sus acciones como “gladiador” animaron a su círculo más próximo a cometer la traición.
1. ESPARTACO:
Por mucho, el gladiador más famoso de la historia. Espartaco era un soldado tracio que fue capturado y vendido como esclavo. Léntulo Batiato, de Capua, reconoció su potencial y compró a Espartaco con la intención de convertirlo en un gladiador. Pero la feroz independencia de un guerrero no es nada fácil de domar: en el año 73 a.C, Espartaco convenció a setenta de sus compañeros gladiadores, entre ellos Crixus, de iniciar una rebelión contra su Lanista. En la revuelta, Batiato fue asesinado y sus gladiadores huyeron hacia las faldas del Monte Vesubio. Durante este peregrinaje, el grupo fue reuniendo hombres libres y también muchos otros esclavos, por lo que llegó a conformarse un ejército grande y poderoso.
Los gladiadores pasarían el invierno del 72 a.C entrenando a los esclavos recién liberados, preparándose para lo que hoy conocemos como la Tercera Guerra Servil, en total, este grupo llegó a estar conformado por unas 70,000 almas. Legiones enteras fueron enviadas con el objetivo específico de matar a Espartaco, pero eran fácilmente derrotadas por el espíritu de lucha y la experiencia de los gladiadores. En el 71 a.C, Marco Licinio Craso unió unos 50,000 soldados romanos bien entrenados para perseguir y derrotar a Espartaco. Craso acorraló a Espartaco en el sur de Italia, donde derrotó a sus fuerzas y mató al libertador (el cuerpo de Espartaco, sin embargo, nunca fue encontrado). Seis mil de sus seguidores fueron capturados y crucificados a lo largo de la Vía Apia, el camino de Capua a Roma.
Reyes González